Tratamiento de nevus o lunares
Especialistas en dermatología
Especialistas en dermatología
Los nevus, comúnmente conocidos como lunares, son pequeñas lesiones pigmentadas que aparecen en la piel como resultado de una acumulación de células llamadas melanocitos. Estas células producen melanina, el pigmento responsable del color de la piel, y en los lunares se agrupan formando zonas más oscuras o elevadas.
Pueden variar mucho en tamaño, forma, color y textura. Algunos están presentes desde el nacimiento (nevus congénitos), mientras que otros aparecen a lo largo de la vida, sobre todo durante la infancia, adolescencia o por cambios hormonales.
En la mayoría de los casos, los lunares son lesiones benignas y no representan un riesgo para la salud. Sin embargo, es importante conocerlos bien, observar su evolución y acudir al dermatólogo si alguno cambia de aspecto.
Los lunares se forman cuando un grupo de melanocitos, las células que dan color a la piel, se agrupan en lugar de distribuirse de forma uniforme. Este fenómeno puede estar influido por distintos factores, tanto genéticos como ambientales.
En la mayoría de los casos, los nevus no requieren tratamiento, simplemente un seguimiento adecuado. Sin embargo, hay situaciones en las que puede ser recomendable o necesario intervenir, ya sea por motivos médicos o estéticos.
En CLIDELAS valoramos cada lunar de forma individual, prestando especial atención a cualquier cambio sospechoso que pueda indicar riesgo. Utilizamos tecnología de dermatoscopia digital para examinar los lunares con detalle y llevar un control a lo largo del tiempo, lo que nos permite detectar precozmente cualquier alteración.
En los casos necesarios, la extirpación del lunar se realiza de forma sencilla y segura, bajo anestesia local. Posteriormente, el tejido se puede analizar para confirmar su naturaleza y descartar alteraciones.
Aunque la mayoría de los nevus son inofensivos, es fundamental vigilar su evolución. Cambios en el tamaño, color, forma o bordes pueden ser señales de alerta que requieren revisión médica. En CLIDELAS estamos para ayudarte a interpretarlos y actuar si es necesario.
Aunque la mayoría de los lunares son benignos, algunos pueden evolucionar con el tiempo y convertirse en lesiones de riesgo. El control periódico permite detectar cambios sospechosos de forma precoz y actuar antes de que se desarrollen problemas más graves, como un melanoma. Un seguimiento profesional aporta tranquilidad y seguridad.
No es posible evitar completamente la aparición de nuevos lunares, especialmente si hay predisposición genética. Sin embargo, sí se pueden tomar medidas para minimizar su desarrollo y proteger los existentes:
Un lunar puede ser sospechoso si presenta alguno de los siguientes signos, conocidos como regla del ABCDE: Asimetría, Bordes irregulares, Color desigual o muy oscuro, Diámetro mayor de 6 mm y Evolución: cualquier cambio reciente en su aspecto.
También es motivo de consulta si sangra, pica, duele o aparece uno nuevo en la edad adulta. Ante cualquier duda, lo mejor es consultarlo con un especialista en dermatología.